Madrid medieval
Durante la Edad Media, tres periodos culturales se dieron el relevo en nuestra región: el hispanovisigodo, el andalusí y el castellano.
Durante la época hispanovisigoda…
La monarquía visigoda mantuvo la organización territorial de Hispania que había reestructurado el emperador Teodosio a finales del siglo IV. Las sedes episcopales se correspondían con las pocas ciudades que aún tenían tal categoría y, en muchas ocasiones, con núcleos que apenas superaban la condición de aldeas, a veces alrededor de un pujante monasterio.
La población rural, de uno u otro origen, sin apenas propiedades, estaba abocada a una vida sin lujos ni posibilidades de mejora, dedicada a producir para los propietarios a cambio de una porción de lo recogido.
Conocemos bastante bien la forma de vestir del periodo hispanovisigodo gracias a la costumbre de las gentes de esa época de enterrarse con lo que suponemos que eran sus "mejores galas". Eso ha permitido que, aunque los tejidos no se hayan conservado, sí lo hayan hecho los adornos de metal con que completaban el atuendo, muchas veces en la posición original.
El mundo andalusí…
Se produce una concentración en nuevos asentamientos, vinculados a la nueva organización política. La vida en ellos es más próspera gracias también a la mejora en el rendimiento de la tierra que traen las nuevas técnicas de cultivo. El campo es ocupado por tribus beréberes y se va imponiendo poco a poco un modo de vida más urbano.
Adquirir el título de medina suponía el reconocimiento oficial de la importancia alcanzada por una ciudad. En nuestra región, sólo Madrid y Talamanca aparecen como tales en los textos árabes. Este desarrollo, sin embargo, no fue inmediato, sino el resultado de un largo proceso que culminó en el siglo X.
La sociedad feudal…
El territorio madrileño se insertará en el reino de Castilla y, a mayor escala, en la cultura y sociedad de la Europa cristiana feudal, apartándose en buena medida de la órbita mediterránea.
Entre las principales características de la sociedad feudal en Castilla destacan: la división de la sociedad en tres grupos sociales (los que oran, los que guerrean y los que trabajan para mantener al conjunto de la sociedad); la cristianización de la sociedad, con la consiguiente construcción de iglesias y monasterios; la economía agropecuaria (coexistencia de campos cultivados, zonas de pasto y de dehesa/bosque, fundamental para el sistema de producción medieval), el creciente desarrollo urbano durante la baja Edad Media y la progresiva monetización de la economía feudal.