La realidad hispanorromana
La incorporación de Hispania al Imperio Romano supuso la unificación administrativa de la Península Ibérica y la incorporación de ésta al entorno mediterráneo. Esta nueva situación fue la causa de importantes cambios, también, en el paisaje urbano y rural del territorio madrileño.
El núcleo urbano principal, la ciudad de Complutum, tuvo un papel importante como nudo de comunicaciones entre las ciudades del Norte y el Sur de la Península. Esta importancia se refleja en la importante monumentalización de esta ciudad, sobre todo, en los momentos finales del Imperio (SS. IV y V d.C.).
En el campo se produce ahora una explotación extensiva del territorio a partir de la proliferación de las denominadas villae, verdaderos complejos agropecuarios destinados al trabajo agrícola y a la comercialización de excedentes con otros lugares del Imperio.