Historia
El Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid se inauguró el 25 de mayo de 1999, bajo la denominación entonces de Museo Arqueológico Regional.
Ya en 1985, año en que se traspasan la competencias estatales en arqueología a las Comunidades Autónomas, las administraciones afectadas acuerdan convertir el antiguo convento de la Madre de Dios en el nuevo Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid.
En 1987 se inician las obras, aunque no es hasta diez años más tarde, en 1997, cuando se emite el Decreto de creación del museo que oficializa la existencia de la institución.
Los trabajos del edificio finalizan oficialmente el 25 de mayo de 1999 con su inauguración.
Algunos hitos destacados de la historia del museo son la inauguración de la Exposición Permanente (6 de junio de 2003) o la apertura del "Patio de cristales" (7 de mayo de 2007), claustro convertido en el gran auditorio y sala multifuncional del museo que ha permitido completar sus servicios e instalaciones.
En 2020 la ampliación del museo permitió al centro ganar un 50% de espacio en las zonas expositivas, de formación e investigación, lo que ha posibilitad dotarlo de una nueva sala de paleontología.
Sede principal. Convento Dominico de la Madre de Dios en Alcalá de Henares
El Museo ocupa desde 1999 el edificio que fue en su origen el Convento Dominico de la Madre de Dios, fundado por Doña María de Mendoza, hija de los Condes de Melito, y construido en varias fases entre los siglos XVII y XVIII.
Se trata de uno de los conjuntos conventuales más amplios de Alcalá de Henares, comprende la iglesia y el convento propiamente dicho, edificio que habitaron los frailes. Estas dos construcciones anejas se construyeron frente al palacio arzobispal, junto a la nueva puerta que se abrió en la muralla de la villa (el actual arco de San Bernardo), lo cual las sitúa en pleno casco histórico de la ciudad, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1998.
La iglesia alterna en sus muros ladrillo y piedra, creando un efecto decorativo rítmico, tal y como fue habitual en los paramentos exteriores en Alcalá. La cúpula que la corona se remataba originalmente con una linterna y un chapitel, que con su desarrollo vertical equilibraban la horizontalidad del resto del edificio. Estos remates se pierden cuando en 1882 el Ayuntamiento compra el edificio para convertirlo en cárcel y juzgado y decide eliminarlos por existir peligro de hundimiento.
La fachada principal de la iglesia, que destaca por su simplicidad, sufrió también importantes transformaciones al adaptarse a su nueva función: se abrieron nuevos balcones y ventanas y se trasladó la portada principal, que daba a la Plaza de las Bernardas, a la Calle Santiago, donde se situó la nueva puerta principal de entrada a los juzgados.
En cuanto a la portada por la que se accede al convento, probablemente se reutilizó del edificio que precedió al actual, sustituido debido a su carácter endeble y su tamaño insuficiente. Destaca por su coronamiento semicircular, que alberga en relieve la cruz de Santo Domingo, caracterizada por sus extremos en forma de flor de lis que aluden a la orden religiosa que ocupó este edificio.
El edificio del convento se realizó en materiales similares a los de la iglesia y se organizó, como es habitual, en torno a un patio de planta rectangular. En este edificio se ubicaban las habitaciones donde los frailes desarrollaban su vida cotidiana, comunicadas con el patio a través de un claustro de esbeltos arcos de medio punto.
Al iniciarse su rehabilitación para albergar el Museo, se encontraba en avanzado estado de ruina en algunas zonas y muy deteriorado en términos generales. La instalación aquí de esta institución supone, entre otros logros, la recuperación de un edificio con una larga historia.
La ampliación
La ampliación del museo ejecutada en 2020 ha permitido al centro ganar un 50% de espacio en las zonas expositivas, de formación e investigación. Gracias a ella se ha dotado al museo de: la nueva sala de paleontología, un espacio exclusivo para depósito de libros y archivo, nuevos almacenes para albergar los restos arqueológicos sobre los que trabaja el MARPA, más espacio para los talleres de restauración.
Parque Arqueológico Valle de los Neandertales
El proyecto «El Valle de los Neandertales» tiene como principal objetivo estudiar los yacimientos arqueopaleontológicos descubiertos en el Valle Alto del río Lozoya cerca de la localidad de Pinilla del Valle, Madrid.
Se trata de un conjunto que en la actualidad incluye siete yacimientos cársticos con cronologías que abarcan desde el último tercio del Pleistoceno Medio hasta mediados del Pleistoceno Superior (entre 300.000-40.000 años antes de la actualidad).
Estos yacimientos contienen registro tanto de los animales y plantas que vivieron en el Valle a lo largo de todo este tiempo, como de los seres humanos que eligieron las cuevas y abrigos como morada, y de las actividades que realizaron.
Dos especies son las protagonistas destacadas en este conjunto de yacimientos. Por un lado, el hombre de Neandertal, Homo neanderthalensis, y por otro, la hiena manchada, Crocuta crocuta. Ellos fueron los que originaron las concentraciones de restos de otras especies de vertebrados que se encuentran hoy en los yacimientos, al cazarlas y transportarlas a los abrigos y cuevas para consumirlas y finalmente abandonar en ellas sus despojos.
El estudio de este conjunto de yacimientos, realizado por un amplio conjunto de especialistas en distintos campo de la arqueología, paleontología y geología, está permitiendo reconstruir los cambios ambientales experimentados por el Valle Alto del Lozoya a lo largo de casi 300.000 años y apreciar cómo esos cambios han afectado al comportamiento de los homínidos, así como a las especies de fauna y flora que vivían en este Valle.
El fin último de estas investigaciones, y por tanto, del proyecto «El Valle de los Neandertales» es difundir estos conocimientos a la sociedad.